Opiniones

«UNA MIRADA PICTÓRICA»

Más de uno al mirar estas fotografías de Vicente Rodríguez, se preguntará si está contemplando un cuadro pintado o una fotografía extraída de la realidad. Y más de uno pensará que ojalá cada mañana, al levantarse, fuera posible contemplar a través de la ventana un paisaje como los de esta exposición de Vicente.

La luz, el color y la vida inundarían nuestras pupilas y súbitamente sentiríamos una tremenda descarga de energía en nuestros corazones; al menos, eso es lo que yo siento al contemplar estas imágenes.

Pero lo más importante, es que toda esta energía, que desprende cada una de estas fotografías, surge directamente de la fuerza intrínseca con que este autor contempla la Naturaleza. Esa combinación de elementos en primer plano y en perspectiva, junto con unos cielos abiertos y protectores, dan a las imágenes de este fotógrafo una nueva dimensión; es algo más que el retrato de un lugar, es un retrato de la vida, de como conceptúa su visión de la naturaleza. Este autor nos muestra la paz y la armonía entre formas, colores, texturas nos deja ver la belleza y la perfección de paisajes que nos podrían pasar desapercibidos.

El agua, presente en muchas de las imágenes, nos sugiere vida y movimiento, como la sangre que emana directamente de las profundidades de la tierra para dar pie a un cielo azul intenso y al continuo ir y venir de las estaciones.

Vicente nos devuelve con estas fotografías el amor por nuestra tierra. Contaminados como estamos en el día a día de las grandes ciudades, de ruidos y teñidos de bloques grises, nuestros sentidos agradecen una mirada nueva, limpia y con un atractivo especial, que nos muestra, sin grandes pretensiones (no encontramos entre estas imágenes encuadres misteriosos, ni parajes recónditos a los que no se puedan acceder, ni manipulaciones extrañas) una tierra fértil y rica es lo que primordialmente nos muestra.

Una bocanada de aire fresco corre ahora dentro de mí, tras contemplar estas fotografías.

Gracias Vicente por tu forma especial de contemplar la vida.

Concepción Alarcón

Directora de La Fotografía Actual

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LADRÓN DE INSTANTES

Vivimos para sentir, y sentimos para poder vivir, aún así, qué difícil nos resulta expresar un sentimiento y llamamos artistas a los únicos que además logran que otros los sientan;  es el caso de Vicente, que robando de la manera más sutil imágenes a la vida, consigue impresionarnos en cada una de sus fotografías.

Nació para su obra, habita en ella, se esconde tras sus sentidos, él y «su novia» comparten un alma que solo huele a través color, escucha a través de la vista, ve a través del enfoque, gusta a través de la luz y toca a través del revelado.

Ojos privilegiados capaces de ver cuando miran, capaces de llevarnos en cada tono, en cada contraste, desde el esplendor nostálgico de un ancestral monumento, al vigor de colosos de aceros, desde el calor romántico de un ocaso hasta el frío inerte de figuras de mármol.

Son esquinas, huecos, recodos de existencias que descubre para nosotros. Guerrero nato en “A UN SEGUNDO O MAS” lucha contra paredes soñolientas, desconfiadas torres, ignorados lugares e impenetrables rostros que se niegan a que desvelen sus secretos.

Deslízate sobre el espejo de la verdad, déjate seducir por la realidad desnuda de este ladrón de instantes.

Agosto 2002 

CARLOTA MUÑOZ ACEDO –  ESCRITORA

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AL ENCUENTRO DE LA LUZ

Iniciar un viaje por los paisajes naturales que a su paso descubre Vicente Rodríguez, es siempre una experiencia motivadora.

La primera mirada a sus fotografías nos evoca el paisajismo del periodo romántico, pero pronto nos revela que no elude en absoluto el color, la claridad y la luz sino que los busca.

Vicente Rodríguez se dio a conocer en los años ochenta con unas novedosas series de abstracciones geométricas y formas puras más cercanas al elementarismo de Van  Doesburg que al neoplasticismo purista de Mondrian, al introducir sorpresa, inestabilidad de las formas y dinamismo. Allí comenzó a indagar sobre el cromatismo y la luminosidad, pero si en ellas eliminaba la profundidad mediante el uso de formas elementales, aquí la persigue. Se aleja de un idealismo y busca la realidad más cercana, pero no menos bella, más sencilla, pero no exenta de emoción y sentimiento. Este cambio de su arquitectura estética nos muestra su personalidad inquieta, vitalista y nada conformista, sin dejarse llevar tendenciosamente por ningún movimiento cultural del momento.

En esta muestra, el autor nos invita a tocar con mirada pausada diferentes rincones de nuestra geografía y nos descubre un mundo de formas, de color y espacio que tenemos a nuestro alcance y que, a menudo, nos pasa desapercibido.

“Al Natural” es un libro de viajes, el cuaderno de bitácora de un navegante que recorre paraísos cercanos, cada vez más escasos: sus propios paraísos interpretados, donde concede la misma importancia a una formación geológica consolidada en millones de años que a una efímera flor cuya fugaz existencia no sobrepasa apenas una semana.

Con sus fotografías nuestra cansada y maltratada retina, por los colores grises y apagados del asfalto, encuentra un merecido descanso y se inunda sosegadamente de la luz al natural.

RICARDO REQUES

DOCTOR EN BIOLOGIA

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